"Perspectiva de Género, retos y oportunidades para la mujer mexicana".

Lorena Alfaro García, presidenta municipal de Irapuato, Guanajuato, y Vicepresidencia de Equidad y Género de la ANAC.

"Perspectiva de Género, retos y oportunidades para la mujer mexicana".

Lorena Alfaro García

Presidenta municipal de Irapuato, Guanajuato, y Vicepresidencia de Equidad y Género de la ANAC.

Los derechos humanos tienen como características esenciales el ser innatos, congénitos, absolutos e inviolables, así como válidos en cualquier parte del mundo; sin embargo, antes de que se llegara a esta conclusión (en 1984 aproximadamente), las mujeres y otros grupos vulnerables de la sociedad quedaban excluidos en gran medida de esta jurisprudencia; así, históricamente la mujer mexicana ha sido invisibilizada de innumerables momentos coyunturales, y ha tenido que insistir para ser partícipe de espacios que no se concebían como “femeninos”.

El reconocimiento constitucional de los derechos de las mujeres resultó esencial para ganar acceso a mecanismos de protección y garantía de estos, y si bien, el avance no ha sido rápido, ha resultado ser profundo, progresivo y de gran impacto en cada generación. Me parece muy importante recalcar que cuando hablamos de los derechos de la mujer no se hace referencia a alguna clase de derechos especiales o diferentes, sino que esta forma de denominarlos engloba en sí, la lucha de las mujeres por alcanzarlos.

Si bien, actualmente el panorama no es fácil, cuando menos se cuenta con ordenamientos jurídicos que respaldan a las mujeres desde el orden internacional y hasta el orden local.

En México, está conformado de esta manera:

  • Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
  • Ley General para la igualdad entre Mujeres y Hombres
  • Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia
  • Ley del Instituto Nacional de las Mujeres
  • Ley General de Desarrollo Social
  • Ley de Amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
  • Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes

Sobre estos fundamentos también podemos encontrar leyes estatales, reglamentos, decretos y acuerdos que protegen y vigilan los derechos de las mujeres desde cada espacio donde habiten y se desenvuelvan.

Actualmente, son más los espacios donde las mujeres se desenvuelven e involucran, como trabajadoras, estudiantes, profesionales de diversas ramas, en los ámbitos artísticos y culturales, así como en temas de política y democracia en todos los órdenes de gobierno. Sin embargo, y a pesar de estas instituciones que nos protegen y velan por nuestros derechos, aún nos enfrentamos a diversas dificultades que no han podido ser erradicadas totalmente, tales como los llamados “techos de cristal y pisos pegajosos” y la aun evidente brecha salarial.

Retomando lo antes mencionado, los techos de cristal hacen referencia a las barreras “invisibles” en las carreras sobre todo profesionales de la mujer, y que son difíciles de superar, no por una carencia de preparación y capacidades, sino por la misma estructura institucional. Lo que hace referencia entonces a todas las restricciones y obstáculos que impiden a las mujeres acceder y/o permanecer en puestos de responsabilidad o de dirección; o en su desarrollo profesional en etapas como el embarazo o la crianza de hijos e hijas. Traducido estadísticamente, significa que sólo una de cada 10 mujeres llegará a dirigir una empresa y quien lo logre ganará 34% menos que sus compañeros varones.

Un ejemplo más claro y reciente nos indica que para el 2022, los puestos de trabajo masculinos perdidos en el primer semestre del 2020 fueron recuperados prácticamente en su totalidad, mientras que más de 4 millones de trabajadoras continuaban en paro involuntario (Reporte de América Latina y Caribe: Políticas de igualdad de género y mercado de trabajo durante la pandemia).

Con respecto a los pisos pegajosos, “sticky floor”, también fue un término que comenzó a utilizarse para hacer evidente la desigualdad de oportunidades para mujeres en el mercado laboral, y hace referencia a las dificultades que tienen las mujeres en comparación con los hombres para abandonar los puestos de trabajo más precarios, con mayor temporalidad o con peor remuneración. Si bien, estos términos podrían parecernos similares, la diferencia radica en que el primero visibiliza la situación de lucha de las mujeres por alcanzar puestos de dirección, mientras que el segundo hace referencia al despegue de las carreras laborales de las mujeres, es decir, la barrera para superar los niveles jerárquicos más bajos en un puesto de trabajo.

Los retos para las mujeres mexicanas siguen siendo titánicos, como ya pudimos observar tan solo en el ámbito laboral, la población femenina se verá envuelta entre pisos que le impidan arrancar y techos que limitarán su crecimiento, sumando al hecho de que aun existen diversos factores socioculturales de discriminación que le paralizarán en primera instancia a acceder a algún puesto profesional. Hablar de paridad significa hablar de una verdadera inclusión y representación, de la valoración por capacidades y desempeño en cualquier ámbito; es por ello que resulta fundamental empezar por la perspectiva de género, esa visón desde un punto diferente que nos permitirá localizar las áreas donde las mujeres experimentan mayor desigualdad, con lo cual podremos dar paso a estrategias puntuales y eficientes para combatir estos escenarios desfavorables.

Desde los gobiernos locales debemos impulsar la plena participación de la mujer, generando políticas con perspectiva de género, y exigiendo que desde cada orden de gobierno se vigile y se garantice el pleno ejercicio de sus derechos. En Irapuato lo hacemos con toda determinación y convicción ¡Mujeres fuertes fortaleciendo a México!

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